La economía social en España tiene un peso significativo en el conjunto de la economía del país. Según datos recientes, la economía social representa alrededor del 10% del PIB de España. Además, este sector emplea a más de 2 millones de personas, lo que equivale a aproximadamente el 12% del empleo total en el país.
La economía social en España abarca una amplia variedad de entidades, incluyendo cooperativas, sociedades laborales, asociaciones, fundaciones, mutualidades y empresas de inserción, entre otras. Estas organizaciones se caracterizan por poner en el centro a las personas y el bien común, promoviendo un modelo económico más justo y sostenible.
El papel de la economía social en España es cada vez más relevante, no solo en términos de empleo y contribución al PIB, sino también por su capacidad de generar impacto social positivo y promover la cohesión social y territorial.
La economía social en España ha experimentado una evolución significativa en las últimas dos décadas, consolidándose como un pilar importante en la economía del país y como un modelo alternativo que combina eficiencia económica con valores sociales. A continuación, se describe la trayectoria de la economía social en España en los últimos 20 años:
1. Crecimiento y consolidación (2000-2010)
– Auge de las cooperativas y sociedades laborales: Durante la primera década del siglo XXI, las cooperativas y sociedades laborales tuvieron un crecimiento sostenido. Este periodo estuvo marcado por un aumento en el número de empresas de economía social, así como en la diversificación de los sectores en los que operaban, incluyendo agricultura, industria, servicios, y tecnología.
– Reconocimiento institucional: En 2003, se creó la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES), que se convirtió en el organismo representativo del sector, articulando la voz de las empresas de economía social a nivel nacional e internacional.
– Marco legislativo: En 1999, se había aprobado la Ley de Cooperativas que facilitó el crecimiento del sector. Durante estos años, la economía social comenzó a ganar un reconocimiento legal y normativo que apoyaba su desarrollo.
2. Resiliencia durante la crisis financiera (2008-2013)
– Innovación social y diversificación: La crisis también impulsó la innovación dentro del sector, con un aumento en la creación de nuevas formas de empresas sociales, como las empresas de inserción y las cooperativas de trabajo asociado. Estas entidades jugaron un papel crucial en la integración social y laboral de colectivos vulnerables.
3. Expansión y diversificación (2014-2020)
– Recuperación y expansión: A partir de 2014, la economía española comenzó a recuperarse de la crisis, y con ella, el sector de la economía social volvió a crecer. El número de empresas aumentó, y hubo una mayor diversificación en términos de sectores y tipos de entidades.
– Internacionalización y digitalización: En estos años, muchas entidades de economía social comenzaron a internacionalizar sus operaciones y a adoptar nuevas tecnologías. Este proceso ayudó a modernizar el sector y a abrir nuevas oportunidades de crecimiento.
– Nuevo marco legal: En 2011, se aprobó la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social, que proporcionó un marco normativo específico para el sector, consolidando su reconocimiento y apoyando su desarrollo a nivel estatal y autonómico.
4. Consolidación y protagonismo en la agenda pública (2020-presente)
– Pandemia de COVID-19: Durante la pandemia, la economía social jugó un papel clave en la respuesta a la crisis sanitaria y económica. Las empresas de economía social fueron fundamentales en la provisión de servicios esenciales y en el apoyo a comunidades vulnerables.
– Impulso en políticas públicas: En los últimos años, la economía social ha ganado un lugar destacado en la agenda política española. El Gobierno de España, a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, ha incluido la economía social como un eje estratégico, destinando fondos y programas específicos para su fortalecimiento.
– Reconocimiento internacional: España ha sido reconocida como un referente en economía social a nivel europeo e internacional. La presidencia española de la Unión Europea en 2023 impulsó la promoción de la economía social en toda Europa.
5. Retos y oportunidades
– Sostenibilidad y transición verde: Uno de los grandes retos para la economía social en España es alinearse con los objetivos de sostenibilidad y la transición hacia una economía verde. Las entidades de economía social tienen una gran oportunidad para liderar en la adopción de prácticas sostenibles y en la promoción de la economía circular.
– Digitalización e innovación: La adopción de nuevas tecnologías y la digitalización de procesos siguen siendo desafíos clave para el sector. La innovación social y tecnológica es crucial para asegurar la competitividad y la relevancia de las entidades de economía social en el futuro.
En resumen, la economía social en España ha pasado de ser un sector relativamente marginal a convertirse en un componente fundamental del tejido económico y social del país. Su capacidad para generar empleo, promover la inclusión social, y adaptarse a los cambios económicos y sociales ha sido clave en su trayectoria durante los últimos 20 años.