No hay nada más revulsivo para cualquier movimiento que un contrapeso. En el caso del impacto social, no cabe duda de que si se repiten las políticas que la administración Trump impuso entre 2016 y 2020, la sociedad civil despertará, agotada por las diferencias sociales y la degradación medioambiental desenfrenada, impulsadas por políticas claramente negacionistas.
Hagamos memoria de los hechos más relevantes de ese periodo:
1. Polarización social y política
- Mayor división política: su estilo combativo y retórica directa exacerbaron las diferencias entre grupos ideológicos, raciales y sociales en Estados Unidos.
- Resurgimiento de movimientos extremistas: la retórica nacionalista y antiinmigrante fortaleció a grupos supremacistas blancos y movimientos populistas.
2. Debate sobre derechos humanos
- Políticas de inmigración: la implementación de medidas como la prohibición de viajes a ciertos países musulmanes y la separación de familias en la frontera generaron críticas por violaciones a los derechos humanos.
- Impacto en las comunidades inmigrantes: las políticas y el discurso antiinmigrante aumentaron la ansiedad y el temor dentro de estas comunidades.
3. Impacto en la ciencia y el cambio climático
- Negación del cambio climático: Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París y redujo regulaciones ambientales, generando preocupación en comunidades afectadas por el cambio climático.
- Recortes en ciencia y educación: su administración limitó la financiación de investigaciones científicas y programas educativos enfocados en diversidad y equidad.
4. Economía y desigualdad social
- Enfoque en recortes de impuestos: las políticas fiscales beneficiaron principalmente a grandes corporaciones y a los más ricos, exacerbando la desigualdad económica.
- Impacto en trabajadores vulnerables: aunque las cifras de empleo fueron positivas, muchas comunidades de bajos ingresos y minorías no experimentaron mejoras significativas.
Es de esperar que un nuevo mandato de Donald Trump marque un período de transformación social en Estados Unidos, intensificando tensiones internas pero también impulsando movilizaciones en respuesta a sus políticas. Así ocurrió en su anterior mandato con la Women’s March (en defensa de los derechos de las mujeres), Black Lives Matter (que cobró mayor fuerza en respuesta a su retórica racial y la violencia policial) y movimientos climáticos que intentaron contrarrestar el retroceso en políticas ambientales.
El impacto futuro de su nuevo mandato sigue siendo un punto de debate sobre el equilibrio entre la libertad de expresión, los derechos humanos y el papel de los líderes en la cohesión social. Por ello, hoy más que nunca, Europa debe seguir liderando la economía del propósito en el mundo y, desde España, demostrar que es posible tener empresas exitosas que respeten los derechos sociales y el impacto medioambiental.