En medio de una crisis climática sin precedentes, una desigualdad creciente y una tecnología que transforma radicalmente el mundo laboral, el modelo económico global se encuentra en una encrucijada. La promesa de crecimiento ilimitado, basada en el extractivismo, la desregulación y la hiperglobalización, ha mostrado sus límites.
Hoy, diversos economistas de renombre internacional están proponiendo una renovación profunda del paradigma económico tradicional, buscando reequilibrar el binomio entre eficiencia económica y equidad social. Yo mismo, desde mi humilde visión del mundo, lo documenté en el libro “Empresas que crecen con alma”.
El modelo económico dominante durante las últimas décadas ha priorizado el crecimiento del PIB, la liberalización comercial y la reducción del rol del Estado. Si bien ha generado prosperidad en muchos países, también ha dado lugar a crisis recurrentes, un aumento en la concentración de la riqueza y una degradación ambiental alarmante.
La digitalización y las nuevas tecnologías han ampliado la brecha entre trabajadores calificados y no calificados, mientras que el cambio climático y las tensiones geopolíticas están reconfigurando las reglas del juego.
Además, la compensación por medio de impuestos traspasa el poder de unas manos a otras y corrompe sistemáticamente sistemas democráticos, retroalimentando la concentración y el desapego por los verdaderos problemas sociales.
Una nueva narrativa económica
Ante este escenario, se impone una nueva narrativa económica. Una que trascienda los indicadores tradicionales y coloque en el centro el bienestar de las personas y del planeta. Una en la que la empresa se convierta en el gran motor de prosperidad, regeneración ambiental y justicia social.
Existen múltiples corrientes y referentes que abogan por esta transformación del modelo económico. Algunos de los más destacados son:
Economistas clave en la transformación del modelo económico
1. Dani Rodrik
Profesor en Harvard y crítico de la hiperglobalización, Rodrik propone una economía más inclusiva y democrática. Recientemente advirtió sobre los efectos negativos del proteccionismo y la erosión del Estado de Derecho en EE. UU., y llamó a Europa a actuar como fuerza estabilizadora.
2. Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson
Premio Nobel de Economía 2024. Han demostrado cómo las instituciones políticas y económicas son claves para la prosperidad y la reducción de la desigualdad. Defienden estructuras inclusivas para el desarrollo sostenible.
3. Esther Duflo
Premio Nobel en 2019, pionera en el uso de experimentos aleatorizados para combatir la pobreza. Su enfoque empírico ha influido en políticas públicas centradas en la inclusión financiera y la equidad social.
4. Mariana Mazzucato
Economista italiana que destaca el rol del Estado como motor de innovación. Promueve la colaboración público-privada para impulsar inversiones en sectores estratégicos y sostenibles.
5. Agustín Carstens
Director general del Banco de Pagos Internacionales. Defiende la independencia de los bancos centrales y alerta sobre los riesgos de los criptoactivos y la deuda pública.
6. Kristalina Georgieva
Directora del FMI. Aboga por la cooperación internacional para enfrentar el proteccionismo y los conflictos geopolíticos. Defiende políticas fiscales y monetarias bien equilibradas junto a reformas estructurales.
7. Indermit Gill
Economista jefe del Banco Mundial. Subraya la necesidad de corregir desequilibrios internos y promover un crecimiento inclusivo, con inversiones clave en infraestructura.
8. María Mendiluce
CEO de We Mean Business Coalition. Lidera acciones empresariales contra el cambio climático y promueve la transición hacia energías renovables.
9. Thomas Piketty
Autor de El capital en el siglo XXI. Argumenta que la concentración de riqueza amenaza la democracia. Propone un impuesto progresivo global sobre el capital.
10. Juan Camilo Cárdenas
Economista colombiano y miembro de la Earth Commission. Estudia cómo las comunidades pueden gestionar sosteniblemente los recursos naturales, integrando economía, medio ambiente y justicia social.
Una responsabilidad compartida
El nuevo modelo económico no puede construirse únicamente desde los organismos multilaterales o las universidades. Se requiere la participación activa de todos los actores sociales.
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Como ciudadanos y consumidores, podemos orientar la producción hacia bienes y servicios sostenibles. Podemos exigir ética a las instituciones, meritocracia y justicia social.
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Como trabajadores, tenemos el derecho de exigir condiciones laborales dignas, inclusión y formación continua.
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Como empresarios, debemos redefinir el éxito corporativo más allá de las ganancias. Debemos considerar el impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
Este cambio de paradigma no es una utopía. Ya está en marcha. Y cada decisión cotidiana —por pequeña que parezca— es una oportunidad para acelerar esta transformación hacia una economía con propósito, humana y regenerativa.