La permacultura surge como una alternativa valiosa frente a la globalización descontrolada y la creciente guerra comercial liderada por Estados Unidos. Estos factores han puesto en evidencia la vulnerabilidad de nuestro modelo económico y social actual.
En tiempos donde la interdependencia global genera más conflictos que beneficios, la permacultura propone una vuelta al equilibrio. Fortalece las economías locales, promueve la autosuficiencia alimentaria y construye comunidades más resilientes y sostenibles.
Fundació Ferrer Sustainability: permacultura en acción
Iniciativas como las impulsadas por la Fundació Ferrer Sustainability, que tuve la oportunidad de visitar la semana pasada, demuestran cómo la aplicación práctica de esta filosofía puede convertirse en una vía efectiva hacia un futuro más justo, equilibrado y ambientalmente responsable.
¿Qué es la permacultura?
La permacultura es un enfoque de diseño sostenible. Busca crear sistemas agrícolas y sociales en armonía con la naturaleza. Se basa en tres principios éticos:
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Cuidado de la tierra
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Cuidado de las personas
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Repartición justa de los recursos
Promueve prácticas que favorecen la biodiversidad, la autosuficiencia y la resiliencia comunitaria. Estos principios se traducen en beneficios tangibles como:
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Preservación de recursos naturales
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Reducción del trabajo y energía en la agricultura
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Fomento de la biodiversidad
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Producción de alimentos orgánicos y saludables
Un impacto real en Barcelona
La Fundació Ferrer Sustainability, respaldada por Laboratorios Ferrer, trabaja por una sociedad más justa mediante la cohesión social y la preservación del medio ambiente.
Sus proyectos integran la agroecología y la permacultura, aumentando las áreas verdes cultivables en el Área Metropolitana de Barcelona. También destacan los beneficios sociales, terapéuticos, educativos e integradores de estas prácticas.
Green for Good: transformar barrios desde la tierra
Un ejemplo inspirador es el proyecto «Green for Good». Busca generar un impacto positivo a través de la horticultura urbana social. En uno de sus “milagros”, transformaron un antiguo vertedero de un barrio obrero de Barcelona en un vergel.
Los vecinos cuidan su huerto urbano. Obtienen alimento saludable gratuito y transforman su entorno. Incluso fomentan la colaboración ciudadana. (Ya me hubiera gustado tener algo así en el descampado de enfrente de mi casa del Guinardó, en vez de ese solar cochambroso…).
Laboratorios Ferrer: responsabilidad social en serio
El respaldo de Laboratorios Ferrer a la fundación refleja un compromiso genuino y activista con la responsabilidad social. Muy alejado de las típicas acciones simbólicas de muchas empresas.
En los últimos tres años, Ferrer ha destinado más del 50% de sus beneficios netos a proyectos sociales y ambientales. Este enfoque demuestra que su actividad va más allá del sector farmacéutico. Busca un impacto real en la sociedad.
Reconocimiento y liderazgo
Esta sinergia fortalece la reputación de Laboratorios Ferrer como empresa comprometida con la sostenibilidad. También afianza su vínculo con empleados y el mercado. No sorprenden los buenos resultados que la compañía está obteniendo.
Además, al alinear sus objetivos corporativos con las necesidades sociales, ha logrado reconocimientos como la mayor puntuación B-Corp de un laboratorio a nivel mundial.
La permacultura ofrece soluciones sostenibles y equitativas para los desafíos actuales. La labor de la Fundació Ferrer Sustainability, apoyada por Laboratorios Ferrer, muestra que las empresas pueden ser agentes de cambio real. Un cambio que beneficia tanto al medio ambiente como a la comunidad.